Hasta las manos.
Fue cuando nuestras miradas se cruzaron por primera vez cuando lo tuve claro. Cuando atravesaste el marco de mi puerta y llegaste para iluminar mi sombrío corazón. Cuando me diste dos besos y me dijiste tu nombre. Yo era la que se reía de los flechazos. La que pensaba que era imposible poder sentir cosas por alguien que acabas de conocer. La que mofaba y decía que no podía ser algo real, que había otros intereses detrás. Y aquí estoy, poniéndome nerviosa con cada mensaje que me mandas. Apurando lo que queda de año para acabarlo a tu lado. Buscándote en los ojos de la gente para demostrarte todo lo que haría por ti. Porque querer a alguien es difícil. Es un proceso que requiere tiempo y va más allá de la atracción. Querer a alguien es despertarte cada mañana con la ilusión de que cada día, es un día menos para veros. Es querer conocer más y más de esa persona, disfrutar con sus virtudes y encajar sus defectos. Querer a alguien es perder el egoísmo de pensar solo en un...