Otro año más.

 Aunque no estés en la Puerta del Sol como diría Mecano, ya ha pasado otro año más. 12 meses, 52 semanas, 365 días, 8760 horas. Elige la unidad de tiempo que prefieras, pero ya poco queda. Siempre tengo sentimientos encontrados cada vez que llega este día: una parte de mí siente ilusión por todos los proyectos y deseos para el año que nos espera, y se siente orgullosa de todo el balance de logros conseguidos. Otra parte se siente melancólica, piensa en todo lo que podría haber hecho y no hizo, todas las cosas que ha perdido y no volverán, todas las personas que de una forma o de otra, ya no están. Pero la vida al final, es eso: el ying y el yang, el bien y el mal, la dicotomía continua que se necesita para disfrutar y mantenerse en equilibrio, porque para ver el arcoíris has de soportar la lluvia. 

Si tuviera que definir de alguna forma este año, lo definiría como extraño, distinto. Pero ha sido un año que me ha hecho aprender, algunas cosas a la fuerza y otras queriendo. Ha sido un año en el que me he centrado en todos los aspectos de mi salud incluso sin haberlo esperado. Pero ha sido un año que siento que me ha hecho ser mejor persona, y que me ha hecho querer trabajar en serlo. 
Este año han llegado a mi vida personas con las que me plantearía compartirla. Han salido de mi círculo otras. Y he disfrutado más aún de las personas que siguen conmigo. Gracias por aterrizar en mi caótica vida, gracias por manteneros a mi lado en las buenas y en las malas. Gracias por cada momento vivido, por cada abrazo, por cada copa, por cada lágrima secada. Gracias por la esperanza de lo que está por llegar. 
Feliz 2022.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Balance anual.

Los monstruos no tienen género.

Amanecer.